- Sabes, ¡mi mamá hace magia!, me dijo Mario mientras se comía plácidamente la cena.
- ¡De un huevo hace una tortilla!, dijo con carita de felicidad por su importante descubrimiento, orgulloso de tener una mamá que fuese una gran maga.
Todos los días hay magia en nuestras vidas, sólo tenemos que descubrirla como está haciendo Mario a sus cuatro años.
2 comentarios:
Es increíble la inocencia y la capacidad de sorprenderse que tienen los niños. Bonita reflexión.
La verdad es que sí, son grandes maestros. ;-P
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