Corría el año 1.981.
Vestidos con ropa de la época, en la habitación que por tantos años compartimos de nuestra casa en Albacete.
Yo tenía 4 años
y él iba a cumplir 2.
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¡¡¡HERMANOS!!!
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No tengo claro si entiendo la magnitud de la palabra HERMANO.
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Tener un hermano, ¡es algo tan grande!, que mi corazón se desborda de felicidad cuando lo tengo cerca.
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La gente pregunta si tenemos hermanos cómo el que pregunta si tienes cualquier cosa.
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¡Sí! tengo hermanos, TENGO UN HERMANO.
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Este niño tan lindo es mi hermano. Yo le llamo Luise. Ahora tiene 28 añitos recién cumplidos, y siempre será, mi hermano pequeño.
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Podría escribir líneas y líneas de lo que siento por él y de lo que su nacimiento y compañía ha significado para mí.
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Él me ha enseñado a ser más humana, sincera, honesta y leal. A compartir y a hacer las paces. A tener curiosidad e inquietud por las cosas. A reirme de mí misma y a compartir un humor muy especial.
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Valoro su inteligencia y memoria, que para mí la querría. Su interés, gran capacidad y valía personal y profesional. Su saber estar y capacidad para relacionarse con todo tipo de personas, en todo tipo de situaciones.
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Cuando estoy cerca de él, no solo estoy más contenta y feliz, sino que soy mejor persona. La vida me parece más bella, con más matices y con una amplia gama de colores e intensidades. Siento que puedo hacer cualquier cosa que me proponga. Me da fuerza y mucho amor.
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Luise, mi parlanchin favorito. TE QUIERO
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