Mente original

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viernes, 25 de julio de 2008

¡Ultreya!


Hoy, como buena amante del Camino de Santiago, tan sólo quiero gritar ¡Ultreya! o lo que es lo mismo ¡Buen Camino!

... a aquellos que llegaron hoy día del apostol, a aquellos que llegaron hace tiempo o que llegarán, a aquellos que empezaron el camino y no llegaron... "Buen Camino"

Lo importante no es llegar a Santiago,... lo importante tan sólo es caminar y descubrir con cada paso qué estas buscando, qué te ha llevado a empezar esa peregrinación hacia ¿santiago? o hacia ¿tí mismo?



Una peregrina de la vida

Salir de la caverna


"Desde la oscuridad de mi
caverna, contemplo la luz
del exterior.
Emprendo el viaje hacia la
cima de la Verdad, logrando
la luz en mi interior".

viernes, 11 de julio de 2008

Descontrol

¡Cuidado con lo que pides, pues se te concederá!

Llevo algún tiempo observando que si pido algo de corazón, el universo me da la respuesta o conspira para concederme la petición.

En los últimos días había algo dentro de mí removiendose con mucha intensidad. Una necesidad de descontrolar, de no tener las cosas organizadas, de no saber que va a ocurrir, de novedad, de vivir el momento, de hacer cosas que normalmente no hago,... y por supuesto el universo me concedió la petición.

Después de pasar un agradable día con una amiga, decidimos que al día siguiente nos ibamos a ir a la playa, - ¿A cuál?. - Da igual, sobre la marcha lo decidimos.
Cogimos el coche y empezamos a caminar, al poco tiempo ya habíamos decidido que ibamos a ir a "Calblanque", una zona aún virgen, sin edificar y con no mucho turismo, cerca de la Manga.

Antes de dejar la carretera y coger una pista de tierra para llegar, compramos en un área de servicio cerca del lugar unos sandwiches y una botella de agua para comer.
Después cogimos la senda, llena de baches, para llegar a la playa. -¡Que bonito, el mar!.
Pero cuando nos bajamos del coche,... empezó nuestra aventura.

-Gema, mira que sendero hemos dejado.
Lo toco y es aceite, de debajo del coche (ahora sé que era del carter) no paraba de caer aceite.

En el lugar, no tenemos cobertura ninguna. Pero no pasa nada, con tranquilidad, decidimos que ya lo solucionaremos después. Que puesto que tenemos que llamar al seguro y que vengan a por nosotras, vamos a disfrutar un poco del día.

Caminamos hacia playa, y empezamos a rascarnos. -¿Qué nos ha picado?. Unos mosquitos un poco extraños y bastante grandes nos habían taladrado el cuerpo. Pero no importa...

Tomamos un ratito el sol, nos comemos nuestros sandwiches, y viene la primera persona a preguntar que si el coche verde con tal matrícula era nuestro, le decimos que sí y nos dice, -pues os lo habéis cargado. He visto la piedra donde habéis debido dar y el reguero de aceite que habéis dejado. Aquí no hay cobertura ninguna, no se que vaís a hacer. La segunda persona que llega, corrobora lo de la primera pero nos dice que en la cima de una montaña cercana quizás podamos llamar o que les pidamos ayuda a los socorristas. Aun así, amablemente se ofrece para llevarnos a algun lugar cuando ellos se marchen.

Nosotras con tranquilidad, decidimos que esta bien, y vamos a darnos un bañito.

A las 3 de la tarde, empezamos a movilizarnos. Volvímos al coche a dejar las toallas y ahí fue uno de los momentos mas críticos, creo que llevo aproximadamente unas 25 picaduras de mosquito en mi cuerpo (algunas personas tuvieron que ir a urgencias). Después fuimos a los socorristas a ver si ellos tenían cobertura o alguna posible solución. Nos dijeron que ese día en concreto no tenían ni coche, que los habían dejado allí y que no podían localizar a nadie. La verdad es que no pusieron mucho interés. Cosa que nos molestó un poco, pero no pasaba nada. Me subí a esa montaña que me habían dicho para ver si desde allí había algo de cobertura. Nada de nada.

Después de bajar, achicharrá por las horas que eran y llena de picotazos, acudimos a la pareja inicial que se ofreció para sacarnos fuera de esa zona. Nos fuimos con ellos, hasta el final de la pista de tierra, al lado de la autovia, donde ni las aguilas acudían y nos pusimos a llamar al seguro. Los dos móviles en batería baja.

Por fin, después de un buen rato, llegó la grua. No nos vió y cogió la pista. Las dos corriendo detrás de ella y agitando los brazos como locas. Algunos coches pararon y nos subimos en uno,... llegamos a la grua. Le indicamos donde estaba el coche, lo recogimos y lo llevamos al taller. Después nos mandaron un taxi y para casa.

Yo queria no controlar, tener sensaciones nuevas y hacer cosas diferentes,... pues aquí tuve un día diferente. Reconozco que es un rollo por el gasto del arreglo y el jaleo de tener que ir hasta el taller otra vez, el cuerpo que me sigue picando, etc. Pero me gustó, yo me lo tomé relajadamente y me reí un montón... mi amiga no tanto, jejeje.

Ahora solo intento ver la señal, que me quiere decir el hecho de que en mis dos últimos viajes, con 15 días de diferencia uno del otro haya vuelto a mi casa en taxi y los coches en grua ;-P

martes, 1 de julio de 2008

Semillas


Hace algún tiempo, ella decidió que su vida debía cambiar, que andaba por caminos que no le aportaban lo que necesitaba en esos momentos, que tenía una tierra que no estaba cultivando conscientemente.
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Después de deambular durante mucho tiempo y de dudar acerca de todo (aún a veces sigue), decidió que era el momento de ir cerrando ciclos.
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Dejó su trabajo y de ver a algunos amigos con los que ya tenía poco en común, así empezó un nuevo caminar. Decidida a sembrar unas preciosas semillas que con el tiempo diesen un delicioso fruto.
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En esta nueva etapa continuaron algunos compañeros del camino y poco a poco se fueron introduciendo nuevas personas. Esa sensación de "no ver", de tener la cabeza metida en "una vasija" y no avanzar, poco a poco se fue reduciendo,... sin irse del todo.
Y empezó a sembrar.
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Aparecieron nuevas sensaciones... y principalmente la de "libertad" le produjo miedo. Se sintió culpable de haber "elegido" lo que era mejor para ella, de empezar a dar pasos por senderos desconocidos, por salirse de los caminos marcados.
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Lo que la llevó, casi sin darse cuenta, a cultivar en esa bella tierra lo que le iban dando, sugiriendo,... en definitiva, la semillas de otros. Y cuando llegó el tiempo de la recolección, no todo lo que recogió le gustó o le aportó lo que ella quería. Y se sintió casi como al principio, un poco perdida y luchando contra lo que sería más fácil FLUIR Y SOLTAR