Mente original

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miércoles, 18 de julio de 2007

"Felicidad..."


Una de las tareas más difíciles y desafiantes que podemos darle a otra persona es pedirles que nos hagan felices. Y es una tarea en la que siempre fallarán, porque somos los únicos que podemos hacernos felices. La felicidad es un sentimiento que viene desde adentro, un aprecio por la vida, un sentimiento de alegría y asombro por el milagro de ser. No es algo que alguien nos pueda dar pues lo más que pueden hacer es crear felicidad basados en lo que a ellos les hace felices. Y aún eso nunca llenará nuestras expectativas, por lo tanto seguiremos siendo infelices y habremos logrado hacer a otra persona infeliz también.
Uno atrae a las personas que están a nuestro mismo nivel de vibración, por lo tanto el cómo se sienten ellos respecto a su vida coincidirá de forma exacta con cómo nos sentimos nosotros. Y si nosotros somos infelices, ellos también lo serían. Entonces ellos no pueden hacernos felices porque ellos no saben cómo hacerlo. Y les habremos dado una tarea imposible, que nos hace sentir mejor con nosotros mismos. Cuando no estamos contentos con nosotros mismos estamos olvidando que estamos viviendo la realidad que nosotros mismos creamos. Y que siempre podemos cambiar lo que creamos, mientras nos hagamos responsables de ello. Podemos cambiar cada situación mientras reconozcamos que así como tuvimos el poder para crearlo, tenemos el poder para crear algo mejor. Y el pedirle a alguien mas que lo haga por nosotros sólo demora lo inevitable, que eventualmente tenemos que encontrar la fuente de nuestra infelicidad y cambiarla usando nuestro propio poder.
Aunque podemos ir de una persona y situación a otra, buscando la felicidad dentro de ellos, lo que ellos nos den siempre va a ser poco frente a nuestras expectativas.Si hemos estado buscando a otros para obtener felicidad, el buscar lo que nos hace felices podría ser un viaje de descubrimientos. Y no tiene por qué ser difícil. Podemos empezar de a poco, encontrando nuevos intereses, aprendiendo cosas nuevas, explorando diferentes áreas de la vida que nunca antes hemos descubierto. Al quitar nuestra atención de la infelicidad, se abre la puerta hacia la verdadera y eterna felicidad que creamos para nosotros mismos. Entonces podemos encontrar a otros con quienes compartir nuestra felicidad, en vez de traspasarles la carga de hacernos felices. Y así al mismo tiempo elevamos nuestras vibraciones, encontrando de esta forma amigos y compañeros que comparten nuestro nivel de felicidad y alegría.

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