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Pero esa ilusión se convertía por momentos en miedo. ¿Será aceptada aquí esta manera de vivir y sentir? se preguntaba.
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El día de antes estaba como una niña el día de reyes, nerviosa pero muy ilusionada.
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Cuando vio las caritas de los demás, de ese lindo grupo formado por 16 almas se relajó.
Esto era un regalo y como tal sólo cabía disfrutarlo.
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La gente pronto se integró, se dejó llevar por esas intensas rondas de abrazos.
Sintió que estaba la gente que tenía que estar, no faltaba ni sobraba nadie. Todo era perfecto.
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Ella jugó desarrollando su creatividad y sacándo su niña interior. Caminó por la vida con vitalidad, con fuerza,... sintiéndose protagonista y responsable de la misma. Cogió la batuta y dirigió su orquesta. Eso que a veces le cuesta tanto, era tan fácil.
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Sintió el afecto, las caricias y el tacto de los demás. Participó felizmente en los "montones" de personitas, donde su imágen se diluía con las demás, se entremezclaba, se fusionaba. ¿Quién era?
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Se sintió sensual y sexual. Y con toda esa intensidad de sensaciones vividas en el presente, en ese preciso instante, en cada movimiento trascendía.
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Su corazón, rebosante de amor, amaba a cada uno de esos seres de luz. ¡¡Gracias!!